Maharba Zapata, mejor conocida como Salsa Queen, llegó a Norteamérica con su familia. Sin saber el idioma y a pesar de no haber continuado con sus estudios, ha forjado su propio imperio, el cual surgió de un pequeño emprendimiento familiar.

Su nombre era Maharba Zapata, pero todos la conocen como Salsa Queen, una mujer mexicana que emigró junto a  sus padres y hermanos a Estados Unidos. Su familia, persiguió muy de cerca el sueño americano, algo que esta mujer logró hacer una realidad.  Incluso, estableció una impronta y el ejemplo, de cómo la perseverancia y haciendo lo que uno disfruta, se puede salir adelante.

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Este proyecto, empezó con una pregunta: ¿Qué te gustaría hacer? Siendo esto lo que le pregunto James, quien hoy es su marido y es la persona que la apoya en cada innovación. Esta fue la interrogación que marcó un antes y un después en su vida. De esta manera, se despertó en ella la necesidad de reinventarse y ser quien siempre ha deseado, una mujer triunfadora, y que todo lo puede.

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Es así que, con un proyecto encaminado y una empresa creciente, se cambió el nombre a Salsa Queen. “Decidí reinventarme, por lo que me cambie legalmente el nombre a Salsa Queen, esto fue hace tres años cuando  hice mi citizenship”, explicó a Diario Latina, la emprendedora. Sin embargo, su historia no acaba aquí, dado que detrás intervinieron muchos parámetros que la formaron como la mujer que es hoy en día.

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Esto dio inicio a un largo camino, en el que vio su sueño tomar forma, tras decidirse en poner un emprendimiento de salsas, con lo mejor de la gastronomía mexicana. Impulsada por su pareja, sus 8 hijos y su particular forma de hacerle frente a la adversidad, esta madre y emprendedora, comenzó  a forjar su propio imperio; el cual ya cuenta con gran repercusión, dado que su producto puede conseguirse en tiendas o supermercados en todo el país  y le da trabajo a decenas de personas.

Llegar a Estados Unidos con el viento en contra

Llegó con su familia desde México, cuando la situación económica de su país natal no era la mejor, por lo que sin tener documentos y sin manejar el idioma, se aventuraron a ir tras el “Sueño americano”.  Con ganas de crecer, esta familia  llegó a Norteamérica, prácticamente sin nada, solo una maleta con tres mudas de ropa y algunas fotos.

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“Vinimos  a este país a crecer, para tener un mejor futuro. Por eso desde chiquita, siempre tuve sueños de grandeza, que era de poder ganar bien y no pasar por todo lo que mi familia estaba pasando”, comentó Salsa Queen y agregó: “Llegamos a Estados Unidos siendo ilegales, no hablábamos el idioma y solo éramos mis padres y mis dos hermanos. Por lo que nos encontramos con una vida totalmente diferente”.

Ante esto último, explicó que las expectativas no coincidían con la realidad. “Uno siempre piensa que, al venir a Estados Unidos, mágicamente el dinero se aparece, pero es algo que no es cierto, uno viene aquí y debe de trabajar diez veces más fuerte que nuestros propios países, para poder sobrevivir”, señaló.

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Asimismo, aseguró que al ser latinos y no saber el idioma, corrieron con muchas dificultades para conseguir empleo. Por lo que empezaron desde abajo, siendo que su padre debió ingresar a la escuela, mientras su madre trabajaba de empleada doméstica. Ante esto, ella tuvo que tomar el papel responsable de cuidar de sus hermanos.

Una vida difícil en el país donde “los sueños se cumplen”

Con 19 años y sin tener estudios completos, se convirtió en madre soltera, teniendo  a su primer hijo;  quien padecía de leucemia. Una enfermedad que al poco tiempo y de manera trágica le quitó la vida.  Esta situación la devastó por completo, puesto que  la situación parecía ir de mal en peor.

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“Siempre tuve una visión, pero tuve (una vida) muy difícil,  me acuerdo que muchas veces yo estaba bien deprimida, me veía con seis hijos, la muerte de un bebé un (ex) esposo que no podía conseguir trabajo”, recordó con angustia y agregó: “Cuando llegamos a Estados Unidos, traté de terminar la preparatoria, me acuerdo cuando fui y nos empezaron a preguntar por papeles. Yo pensé que nos pedían los papeles legales y desde entonces jamás regrese (al ser migrante ilegal, no contaba con documentación migratoria y temía la deportación)”.

Ante tantos altos y bajos, sentía que el mundo le cerraba la puerta ante cada posible oportunidad, haciendo que su depresión aumentaba día con día. “Estaba muy deprimida. traté de quitarme la vida como tres veces y cada vez que yo pensaba en eso, una voz me decía, ´no, no lo hagas porque tú tienes un propósito en esta vida”.

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Lo último que se pierde es la esperanza

En ese punto, ella desconocía a qué se refería aquella voz, que la impulsaba a tener fe en sí misma, dado que estaba destinada a hacer grandes cosas. Y no se equivocó. Es así que vio la oportunidad de reinventarse, por lo que decidió cambiar radicalmente su vida, se divorció de su pareja, librando las pesadas cadenas de los abusos.

Al estar separada, se encontró nuevamente ante una nueva adversidad, dado que tenía seis hijos que dependían de ella. Fue entonces que conoció a James, quien el día de hoy es su marido y el hombre que la apoyo, y acompaño en cada momento.  “Si hay algo que a mí me gusto siempre es la cocina, porque en nuestro país mostramos nuestro aprecio a través de la comida”, contó y agregó: “Quería hacer algo que hablara de mi cultura,  así que le dije a mi pareja (su ahora esposo) que quería hacer salsas”.

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Es así que, comenzó a encaminar su emprendimiento, por lo que en su casa empezó a cocinar las típicas salsas mexicanas. Con ingredientes naturales y sin conservantes. De esta manera empezó a venderlas por las redes sociales, generando una pequeña clientela.  De allí, pasó  venderlas en pequeños locales, donde los ofrecía, despertando el interés de la comunidad de Utah.  

“Recuerdo que llegué a ganar 500 dólares, una cantidad que nunca antes había tenido, entonces la historia de que una madre soltera, que empezó a hacer salsas para poder sobrevivir y poner comida, y darles un techo  a mis  hijos, me hizo crecer mucho aquí en Estados Unidos, en especial en Utah”, señaló y agregó: “Además nuestro logo, que es una calavera, hace referencia al día de muertos.  Decidimos este, para recordar a mi hijo que murió de leucemia, entonces podemos tenerlo siempre presente, por lo que establecimos que esta fuera la marca de Salsa Queen”.

El negocio de las salsas

Llegado cierto tiempo, se había establecido el momento de expandirse, sin embargo y pese a no contar con los recursos necesarios, decidió apostarlo todo.  Por lo que habló con una tienda nacional, a la cual le propuso vender sus salsas. “No sabía ni lo que estaba haciendo, no tenía ni idea, entonces llamo y contesta de puro milagro. Le digo que quiero me vender mi salsas en su tienda,  le explique que  es un negocio familiar y que nos dedicamos a la elaboración de salsas”, relató

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Asimismo, continuó: “En un principio me dijo que no estaba interesado, hasta que el dije que son salsas frescas, por lo que me citaron un martes en la empresa,  yo prepare unas cuantas y las lleve de muestra. Mientras le iba mostrando le contaba mi historia y  él (entrevistador) probó el ´pico de gallo´  y dijo ´entraste´. La verdad no lo podía creer, entonces ví que tenía a 15 personas (en la oficina) probando todas las salsas y me mandó con su secretaria, para poderme ponerme en el sistema y empezar a trabajar”.

De esta manera, el imperio de Salsa Queen, comenzó a  forjarse, expandiéndose por casi todo Estados Unidos, y volviéndose un ícono de la cultura mexicana en la región. “Quiero que todo el mundo conozca mis salsas, porque enseñamos nuestro amor por medio de ellas”,  comentó.

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Es así, como una joven mujer, quien tenía todo en contra, logró abrirse paso ante la adversidad, proponiéndose en cada paso una manera de encontrar una salida para seguir adelante. Forjando no solo una familia, sino un emprendimiento familiar que hoy en día es un icono en Utah, y que le demuestra  la devoción de hacer lo que  a uno le apasiona y que para ello no hay impedimentos.