Cientos de familias de Venezuela se han alojado en Perú, en búsqueda de una vida mejor, aunque para ello han tenido que lidiar con la discriminación que existe contra su comunidad. Mujeres migrantes SMP, es un espacio conformado por locales y migrantes para hacerle frente a la desigualdad.

Ser migrante es un desafío que no se soluciona con encontrar un lugar donde vivir en otro país, muchos de ellos deben hacerle frente a las problemáticas cotidianas de tener que empezar de nuevo. Asimismo como de adaptarse a un cambio radical, que va desde lo cultural hasta lo personal, donde de promedio juegan diversos factores.

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En el último tiempo, las migraciones de venezolanos a distintos puntos de América Latina, han dejado en evidencia la crisis humanitaria por la cual atraviesa dicho país.  Donde según los datos más del 20 por ciento de las personas refugiadas y migrantes venezolanas que han llegado al Perú, se encuentran en condición de necesidad y de protección específicas.

Dado que en la mayoría de casos, se tratan  de adultos mayores, mujeres embarazadas, personas con condiciones médicas crónicas o críticas, niñas o niños separados o no acompañados y personas con discapacidad, que requieren apoyo para encontrar servicios para sobrevivir.

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Por otro lado, es ahí donde interviene la organización Pasos firmes, desde donde se originó este espacio conocido como “Mujeres Migrantes SMP”, un espacio conformado por mujeres migrantes que viven en Perú. Las mismas, promocionan información y aconsejan a familias que migraron a dicho país, además de acompañarlas, también es un lugar donde realizan talleres y eventos vinculados con su cultura o su inversión.

Un espacio solidario para migrantes

Dentro de la organización, hay mujeres de distintas edades, que llegaron de diversa maneras a Perú. Ya sea por consejo de familiares y amigos que viven desde hace tiempo en el país, o por la necesidad de conseguir trabajo. Siendo estos algunos de los tantos casos que se pueden encontrar en la región.

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“El grupo comenzó cuando conocí a una chica que es venezolana,  y abogada. Ella siempre tuvo el propósito de trabajar con personas, pues ayudándolas a insertarse en el país”, comentó Elizabeth Núñez, coordinadora del espacio de Mujeres Migrantes SMP, a Diario Latina. Asimismo, continuó: “Nunca fue mi idea  trabajar de algo así, pero se fue dando y por medio de ella conocí a muchas personas con diversas situaciones  y ella me ayudó mucho con el proceso, así fuimos hilando y ayudando a otras personas de nuestra comunidad”.

Por medio de estos trabajos, han conseguido diversos tipos de ayuda, ya sean víveres, ropa, pañales, entre otros elementos.  Por otro lado, remarcó que no cuenta con un espacio físico, pero que espera poder conseguir uno, dado que de momento trabajan en un espacio prestado por la iglesia cristiana para hacer este tipo de entregas.

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“Mi reto es conseguir un lugar para eso hemos trabajado, dado que estamos trabajando en varios proyectos ahorita estoy ayudando también a un grupo de psicólogas que están dando brindando talleres a las mujeres, venezolanas y niños. Donde se abordan  temas de inclusión, de decirle no al bullying al maltrato,  entre otros, abordado desde lo psicológico que eso les ayuda mucho”, señaló Núñez.

Ver con ojos de un migrante

Al llegar a Perú,  los migrantes deben hacerle frente a muchos desafíos, que incluso aun estando en el país desde hace tiempo, permanecen cerca de ellos.  “Al estar fuera de nuestro país, nos encontramos con muchos desafíos, ya que debemos comenzar desde cero, por lo que  debemos aceptar nuevos retos”, expresó Yulimar, una migrante y miembro del espacio. Y señaló: “Te enfrentas con una nueva cultura, con nuevos retos e incluso también a un nuevo  idioma. Por lo que es un proceso de adaptación, tanto para el adulto como para los niños”.

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Por otro lado, señaló que otro desafío constante es encontrar empleo,  dado que es muy complicado para muchos recién llegados. “A veces es bastante difícil, porque quizás  en tu país eres profesional,  y tienes referencia y todos te conocen y te recomiendan, pero en un país donde nadie te conoce,  el  desafío es bien grande para conseguir empleo”, argumentó.

 “En mí la experiencia ha sido única, porque es la primera vez que salgo de mi país de esta forma  y fue  como un choque  y no te adaptas fácilmente a todos los cambios culturales,  laborales y emocionales, o sea es bastante fuerte para nosotros  que tratamos de sobrellevar la situación, pero  con nuestros hijos, por lo menos yo tengo tres hijos entre los cuales tengo dos adolescentes y una pequeña de siete años”, manifestó Luz otra migrante quien remarcó: “A mis hijos mayores  les afectó bastante, pues salir de sus casas, de su colegio, de sus amigos, o sea, ha sido bastante es el impacto en nosotros”.

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Asimismo,  señaló que es todo un proceso donde se deben volver a  “culturizar” para poder integrarse, para ser parte de esa sociedad. “Siendo que es una nación que más allá de todo nos a presta su apoyo y por suerte de a poco nos vamos adaptando a los cambios, que no son nada fáciles”, expresó.

He visto que en muchos casos digamos el venezolano por ser una comunidad que en los últimos años se ha vuelto altamente migratoria es víctima o punto principal en los países a los que se ven obligados a integrarse víctima de la discriminación como lo sobrellevan ustedes si han sido víctimas, han recibido algún ataque por el simple hecho de no haber nacido en el país, donde ustedes están ahora.

La falta de empleo y las problemáticas

Por su parte, María, otra integrante de la organización, manifestó que al igual que sus compañeras, ha sido víctima de la discriminación, por parte de locales. “Somos muy discriminados porque llegamos con otra cultura y tenemos pensamientos distintos, pues a los de las personas de aquí (Perú) y la mayoría son las mujeres, porque piensan que son el sexo débil y muchas veces son muy explotadas en el trabajo”, señaló.

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Entre tanto, argumento que a las mujeres se las hace más fácil conseguir empleo,  pero la situación a veces no son muy  favorables; sin embargo, en el caos de los hombres, la situación es más complicada, dado que no consiguen pues porque las mujeres más que todo son las que se les hace más fácil conseguir un trabajo, dado que al mayoría ingresa de manera informa al área de obras de trabajo y a veces en el sueldo también  es muy malo.

“Me ha pasado ser discriminada cuando trabajaba en un restaurante, principalmente por mi jefe y por las personas que estaban allí. También sé que mucho de esto pasa por la envidia, dado que muchas mujeres se  enojan con nosotras (las venezolanas) por el aspecto físico”, denunció.

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Un espacio para hacer conciencia

Por otro lado, resalto que ante las problemáticas entre locales y recién llegados, tratan de brindar asistencia psicológica para la comunidad venezolana. Dado que muchos deben pasar por casos que los dejan muy alterados y otros deben enfrentarse a situaciones complicadas. Por lo que este espacio brinda ayuda constante.

“Entre nosotros los migrantes venezolanos pasamos por mucho este casos de xenofobia,  con casos de discriminación  en los niños sobre todo en el en el colegio, donde muchos se sienten deprimidos”, expresó Elizabeth Quien además añadió que esto repercute en los más chicos generando situaciones tensas, donde los chicos no quieren regresar a las escuelas, denotando la intolerancia  cultural en algunos puntos básicos.

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A pesar de las complejidades que implica la migración, estas mujeres y sus familias se aventuraron a lo desconocido, aun sabiendo que no lo iban a tener nada fácil. Además de que no iban a tener todo regalado, pero aun así se esfuerzan cada día para ser parte de esta hermosa comunidad. La cual, aporta un espacio de confianza y tolerancia, que vincula a ambas culturas.

Entre tanto, las labores he dicho espacio se mantienen vigentes, colaborando ante en situaciones que ocurren en Venezuela. Generando rifas o colecta para ayudar a familiares de los residentes en situaciones vulnerables. Es así como funciona esta comunidad en Perú, que ha logrado hacerle frente a los prejuicios sociales, con el fin de ser solidarios.