Asesinaron a tiros a un sacerdote indígena en Chiapas

El sacerdote indígena mexicano Marcelo Pérez fue asesinado salvajemente a balazos en el estado mexicano de Chiapas, una de las jurisdicciones más afectadas por el recrudecimiento de la violencia en el último tiempo, tras celebrar la tradicional misa de los domingos.

El religioso, un indígena de la tribu tsotsil, reconocido por ejercer el sacerdocio durante más de dos décadas y por mediar en conflictos sociales, indígenas, campesinos y políticos de municipios azotados por todo tipo de disputas y actos de violencia del crimen organizado.

Si bien de momento, las autoridades no se han referido a los presuntos responsables del hecho, todas las miradas apuntan a que el crimen organizado estaría detrás de la muerte del párroco, que desde el 2015 recibía amenazas de muerte por su participación como mediador en distintos conflictos dentro de la comunidad chiapaneca.

Foto: el sacerdote asesinado, Marcelo Pérez, durante una manifestación.

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En los últimos años, Pérez había intermediado en las disputas narco criminales en territorio de Chiapas, entre los grupos armados Los Machetes y Los Herrera, que buscaban hacerse con el control de la zona, considerado un territorio clave para los delitos de trata de personas, tráfico de migrantes y tráfico de drogas, entre otros.

La Iglesia católica de México expresó su consternación por el crimen de Pérez y le exigieron al Gobierno de Claudia Sheinbaum llevar a cabo una investigación "exhaustiva" y "transparente" sobre el caso. "Siempre estuvo comprometido con la justicia y la paz entre los pueblos originarios, sobre todo en Simojovel y acompañando a las víctimas de la violencia interna en Pantelhó (dos comunidades de las montañas de Chiapas)", dijo el cardenal Felipe Arizmendi.

Pérez ya había sido amenazado de muerte entre el 2014 y el 2015 producto de su actividad como mediador, en distintos conflictos entre grupos armados en la comunidad chiapaneca.

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Chiapas es considerado uno de los estados más pobres de México, y en el último tiempo ha estado en el ojo de la opinión pública por el aumento deliberado de los conflictos entre el Cártel Jalisco Nueva Generación, el Cártel de Sinaloa, y las bandas locales que, indirectamente, reportan a algunas de las dos terminales delictivas. Los niveles de violencia generados por los enfrentamientos han obligado al desplazamiento de grandes sectores de la población hacia el país vecino de Guatemala, en donde buscan alejarse de las intimidaciones de los grupos armados.