Luis Fernando Vargas es un mascarero que se ha preocupado por rescatar la mascarada tradicional barveña. En exclusivo con Diario Latina, hablo sobre este trabajo y las costumbres que rescata del olvido.
Luis Fernando Vargas, mejor conocido como Bombi, es un mascarero barveño, oriundo de Costa Rica. Quien, a través de sus obras, trata de mantener viva una tradición de varios años en Barva, a través de esculturas que elabora con sus propias manos, con mucho esfuerzo y dedicación a este arte. Dicha labor, atrae la mirada de los lugareños, quienes gracias a su trabajo pueden participar de eventos de la comunidad o sino también en decorar sus casas.
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En un principio, comenzó a elaborar sus primeros trabajos con materiales accesibles, de esta manera podría mejorar su técnica, para así, posteriormente, poder incursionar en otras materias primas. A medida que fue creciendo, empezó a conformar su taller, donde trabaja por largas horas, elaborando pedidos para residentes y hasta extranjeros, quienes quedan maravillados con su trabajo.

Según detalló a Diario Latina, Bombi trabaja con todo tipo de máscaras, desde personajes actuales hasta las históricas de su región. Siendo para él, algo muy importante mantener viva la tradición de su pueblo, los festejos y eventos que se realizan allí.
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Mantener viva las tradiciones
“Me dedico a hacer máscaras, para mantener una tradición centenaria, desde hace 54 años”, comentó Bombi a Diario Latina y detalló: “Siempre he estado en este trabajo no desde la perspectiva de un negocio, sino más bien cultural, de ir transmitiendo lo que es nuestra cultura a las demás personas”.
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Según manifestó el escultor, estas tradiciones se han ido desviando, tras la denominada “pasada de la virgen”, que tuvo lugar en Costa Rica en 1817. Luego de que la iglesia católica, se apartara un poco de la población, de a poco la gente comenzó a incursionar nuevamente en sus antiguas costumbres. De esta manera, lograron resaltar como símbolo nacional de Costa Rica, a la máscara de la costarricense.

Todo comenzó cuando, Luis era un pequeño de 7 años, quien en aquella edad tenía mucha curiosidad por las máscaras que elaboraba otro residente. Es así que, escondido tras verjas y matorrales, Vargas descubrió su amor por este arte expresivo, el cual era elaborado por su vecino Carlos Salas Cabezas.
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“Don Carlos, siempre fue muy hermético en sus cositas, él estudiaba en los talleres de Francisco Paco Amigueti junto con don Pedro Arias de Escazú, ambos de fueron para Cartago donde elaboraban las primeras máscaras, de allí se roban la técnica del papel maché, entonces ellos regresan a Barba y plasmaban lo que habían aprendido”, recordó y añadió: “Entonces nosotros, de chiquillos íbamos a verlos a ellos por las por los cercos de las casas, para así ver cómo se hacían las máscaras, pero ellos no nos aceptaban, no permitía que nadie los viera. Por lo que empezamos a elaborar nuestras propias máscaradas, a prueba y error”.
El taller de Bombi que mantiene las costumbres
Tras sus primeras elaboraciones, Luis nunca se dio por vencido y continuó trabajando con papel maché, sin embargo con el paso del tiempo decidió incursionar en la fibra de vidrio. Con este nuevo material, es con el cual se desmvuelve hasta hoy en día, dado que muchas de sus obras son hechas a pedido por los lugareños, quienes las usan para decoración de sus casas o para los eventos de su localidad.
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“Estas se hacen para las festividades de aquí en el Barba, porque en el pueblo se hace el evento del santo patrono, que son las fiestas populares este son más que todo mofa y este se hacen con ese sentido de disfrutar en las celebraciones patronales del pueblo, lógicamente que como ahora ya se ha expandido más. Por lo que hay gente que nos pide para ciertas cosas, como decoración en sus casas, o tener en un restaurante o en lo que sea”.
Por su parte, Bombi detalló que muchas de sus elaboraciones se utilizan en las fiestas patronales del 24 de agosto, de San Bartolomé Apóstol. También, es muy común para las fiestas del 31 de octubre, que también se celebra por ser el “Día Nacional de la mascarada tradicional costarricense”, que van desde 28 al 31 de dicho mes, donde también se realiza la feria de las mascaradas, donde los marcaremos del pueblo exponen sus trabajos y la gente interactúa con ellas. No obstante, según detalló, desde hace tres años que este evento no se celebra debido a la pandemia,
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Entre tanto, explicó que se trata este evento del 24 de agosto, donde la gente de la comunidad tiene la tradición de salir a la calle con mascaradas de múltiples colores y bailan con la música de las cimarronas. Según detalló, la costumbre se establece en bailar y perseguir a las personas armados de vejigas de chancho o de res infladas con aire. En dicho evento, participan desde niños hasta los adultos, siendo una práctica y que cuenta con más de 120 años de haber incorporado las mascaradas a esta celebración.
Cabe señalar que, su trabajo ha hecho que toda una comunidad mantenga viva una tradición que les permite divertirse y a la vez aprender de sus raíces. Es así que este artesano, es un ferviente defensor de esta festividad, por lo que cada día dedica su tiempo a mantener viva la técnica y transmitirla para que esta costumbre no se pierda en el tiempo.