Las autoridades recuperaron el control del barrio La Campanera, el cual fue tomado por la peligrosa pandilla 18. Los pandilleros fueron capturados por las autoridades.
El Salvador, llevaba 10 meses bajo un estricto régimen de excepción, el cual se prevé que en poco tiempo, deje de ser uno de los países más violentos del mundo. Considerando que hoy en día cuenta con, una tasa de 7,8 homicidios por cada 100.000 habitantes en 2022, encontrándose entre los países con menos violencia homicida de América.
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La Campanera, en Soyapango, ha sido por años el epicentro de la violencia, sin embargo, lejos de ser lo que una vez fue (una zona asediada por las pandillas, con carteles de vigilancia y vecinos atemorizados), el lugar actualmente se encuentra militarizado. Donde ahora, la gente puede entrar y salir a su antojo, sin sentirse perseguidos por la delincuencia.

Por otro lado, La Campanera ha cargado también con la etiqueta de violencia que le dejó el documental La Vida Loca, donde el director franco español Christian Poveda murió por la balas de integrantes del Barrio que un día retrató.
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“La Campanera, antes era territorio de pandillas, después del haber desmantelado la estructura criminal, se han recuperado las viviendas, para ser entregadas a sus legítimos dueños”, expresó Laura Vélez, una residente local a este medio y añadió: “Es un paraíso, ya los jóvenes no huyen por las calles, no se escuchan disturbios o amenazas, es pacífica”.

Cabe mencionar que, hasta el 30 de enero, el gobierno de El Salvador había capturado a 62.975 personas, vinculadas con pandilleros. Entre tanto, hay al menos 118.000 enfilados en la Mara Salvatrucha y el Barrio 18, y que continuará prorrogando el régimen de excepción hasta capturarlos a todos. No obstante, las pandillas parecen haber abandonado La Campanera durante los cercos policiales, llevándose con ellos sus símbolos y actitudes.
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Las paredes de algunas casas que alguna vez contó con frases escritas por los mensajes del Barrio 18 por versículos de la Biblia. Ahora hay murales artísticos. Y las casas abandonadas que estaban llenas de basura comienzan a tener un aspecto más hogareño. “Ahora el control ha vuelto a la gente de bien y honrada, ya no hay pandillas que nos atemoricen. Podemos tener a nuestras familias sanas y salvas, como nos merecemos los salvadoreños de corazón honrado”, manifestó Vélez.

Si bien, la labor policial dio sus frutos a beneficio de la comunidad, también hubo casos en que se denunciaron abuso de autoridad. Dadas las múltiples denuncias por violaciones a derechos humanos y capturas arbitrarias, el gobierno arrasa con las pandillas que se enquistaron por años en los barrios de El Salvador.