30/05/2023
Luego de participar en una de las marchas más simbólicas e históricas de Nicaragua el 30 de mayo de 2018, muchas madres en el país recuerdan su día de luto tras la masacre. La calurosa mañana del martes llegó con una gran marcha autodenominada, la más grande que hemos visto desde el levantamiento del 18 de abril de 2018 contra el gobierno de Daniel Ortega que cambiará para siempre la historia y la vida de los nicaragüenses.
La procesión transcurrió tranquila y al final del camino se dispararon tiros desde las inmediaciones de la Universidad Nacional de Ingeniería (NRU), inmediatamente reinó el caos entre los manifestantes, quienes se dispersaron en busca de refugio en los lugares aledaños por donde pasaban. movilización, esquivando balas.
Un informe del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes(GIEI) para investigar los hechos en el país señaló que la primera muerte violenta de ese día corresponde al nombre de Orlando Daniel Aguirre Córdoba, de 15 años, producto de un impacto de bala. en el pecho frente al Estadio Nacional. A las pocas horas falleció en el hospital del Dr. Fernando Vélez País, dice un documento que este organismo presentó en Washington en diciembre de 2018.
Algunos manifestantes, fueron identificados como Maicol Cipriano González Hernández en el Hospital Vivian Pellas, Jonathan Morazán Mesa, Francisco Javier Reyes Zapata y Daniel Jocias Reyes Rivera fueron los otros muertos ese día, según el GIEI, que se encargó de recolectar esta evidencia para confirmar ante la comunidad internacional la brutal masacre inmortalizada por el gobierno de Ortega.
Evidencia obtenida por el GIEI indica que los manifestantes fueron atacados por francotiradores y armas vivas utilizadas por grupos paramilitares en conjunto con miembros de la policía nacional desde el Estadio Nacional. Un video grabado por uno de los manifestantes demuestra la veracidad de los hechos de ese terrible día. Algunas personas corrieron a ponerse a cubierto y se hicieron disparos desde el estadio.
El mismo informe del GIEI detalla que en los días previos a la marcha circuló en redes sociales una campaña de simpatizantes sandinistas denominada La Plomo, que insinuaba un posible ataque a manifestantes antigubernamentales. Esta misma, fue vista como una intimidación. para asustar a la gente y evitar que saliera a la calle, pero nadie imaginó que Ortega se bañaría en sangre el Día de la Madre.
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