La ONU alertó por violaciones a los DD.HH en "el Tapón" del Darién

A través de su Oficina para los Derechos Humanos, las Naciones Unidas condenaron "las múltiples violaciones y abusos" que existen en la selvática zona ubicada en la frontera entre Panamá y Venezuela conocida como "El Tapón del Darién", ruta transitada por miles de migrantes cada año que se dirigen hacia los EE.UU.
La vocera del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Marta Hurtado, manifestó su preocupación y alertó por las violaciones, los abusos y la violencia sexual a las que se encuentran expuestos, los niños, las mujeres, las personas LGBT que atraviesan la densa selva. En ese sentido, la funcionaria también advirtió por la "escasa asistencia humanitaria" que reciben los migrantes a la salida de la selva entre Costa Rica y Panamá.

Se sabe que el Darién constituye un paso obligado para los migrantes que de forma irregular desean ingresar a Norteamérica. De acuerdo con los propios datos brindados por las autoridades panameñas meses atrás, en lo que va del año ya han atravesado esta zona más de 330 mil personas en lo que va del año, cifra que supera ampliamente a la registrada en todo el año anterior.
La Vocera de las Naciones Unidas subrayó que durante su periplo los migrantes deben caminar "entre cuatro a siete días" para cruzar el Tapón del Darién, y eso en temporada seca. Con la caída de precipitaciones, la funcionaria señaló que la travesía "puede alargarse hasta los 10 días". En ese marco, pidió a los países involucrados que aborden los "factores estructurales" del desplazamiento masivos de migrantes por la zona del Darién.
Además de los peligros anteriormente mencionados y del riesgo natural que implica atravesar ese entorno natural por las especies de animales potencialmente mortales para los humanos, en esa zona también operan grupos criminales organizados, que se dedican entre otros delitos, al narcotráfico y a la trata de personas.

En este sentido, es conocida incluso la existencia de "paquetes" que ofrecen miembros de estas organizaciones para trasladar a los migrantes a través de rutas más seguras por las más de 500 mil hectáreas de selva.
El flujo migratorio puso contra las cuerdas a las autoridades panameñas que hace algunas semanas evaluaron seriamente disponer el cierre de sus fronteras para reducir el caudal migratorio, decisión que finalmente fue descartada por el Gobierno.