11/09/2024
Ambos contendientes tuvieron su primer cara a cara, a menos de 60 días de las elecciones presidenciales. Los analistas dudan que el resultado pueda inclinar de forma significativa la balanza en favor de uno u otro candidato.
Por
Emanuel Argüello
El debate que tuvo lugar en Filadelfia fue el primer cruce entre la candidata demócrata, Kamala Harris, y su par republicano, Donald Trump, y un punto crucial en la carrera a la Casa Blanca. Las polémicas declaraciones de Trump, los sarcásticos gestos de Harris, y el desempeño de los moderadores, alguno de los elementos que marcaron gran parte de la velada.
Como era de esperarse, el aspirante republicano apeló a resaltar y magnificar los errores cometidos y las carencias de la administración de Joe Biden, de la que obviamente Harris es parte. A pesar de los golpes has estado por Trump durante la contienda, los mismos no alteraron la estrategia de una Kamala Harris que parecía enfocada en lograr sacar de sus casillas a su adversario, que en varias oportunidades repitió con vehemencia afirmaciones de dudosa credibilidad, coma aquella de que los inmigrantes robaban y comían las mascotas de sus vecinos en Springfield, Ohio.
Más allá de ello, un punto a favor del republicano es que logró evitar uno de los objetivos de Harris en el debate: alejarse y diferenciarse de la figura de un Joe Biden, caído en desgracia. Con ataques más precisos en algunas intervenciones, y en otras no tanto, durante todo el debate Trump mantuvo presente la sombra del mandatario demócrata y su estrecha vinculación con su adversaria, y vicepresidenta.
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La estrategia de Trump se pudo ver en su máximo esplendor cuando se abordaron temas tales como la inmigración y la situación económica de los Estados Unidos, dos flancos débiles para los demócratas y fuentes de numerosas críticas hacia su gestión. En ese sentido, el republicano sacó pecho sobre lo realizado en su gestión en materia energética, y sobre sus ideas para combatir la inmigración ilegal. No obstante, los puntos altos de Trump se vieron posteriormente opacados por sus controvertidas declaraciones sobre el aborto y sobre la comunidad migrante, entre otros.
El debate de Harris
Con el desafío de levantar la imagen demócrata que había quedado en el suelo, tras el paupérrimo desempeño de Joe Biden durante el primer debate presidencial, la "frescura" de Harris durante el duelo jugó a su favor, sobre todo en los momentos de derrape de su adversario, en dónde se la pudo ver burlarse de las polémicas afirmaciones de Trump, con gestos y carcajadas que posteriormente se viralizaron en las redes a través de memes y gifs.
Frío saludo entre Donald Trump y Kamala Harris al comenzar el debate.
Lo cierto es que esta actitud de Harris permitió restar cualquier mínimo grado de verosimilitud a las ya de por sí dudosas declaraciones de Donald Trump, en temas como el aborto y la inmigración. En ese sentido, se puede decir que la estrategia de Kamala Harris busco cubrir dos importantes ejes: el primero de ellos, llevar a su rival hacia el precipicio con sus declaraciones y el otro, dejar a un lado y borrar de la memoria del electorado su vínculo y pertenencia con la gestión de Joe Biden.
No cabe duda que Harris fue más que exitosa en el primero de sus objetivos: potenciar el show de declaraciones pirotécnicas de su adversario, que fueron puestas en duda incluso hasta por los moderadores. A pesar de la victoria en este ítem, la aspirante demócrata no logró romper el lazo que la une con Joe Biden, en parte por motus propio y en gran medida por los constantes señalamientos de su rival que no dejó de recordarlo durante todo el debate.
Un punto aparte corre sobre el papel que jugaron los moderadores, David Muir y Linsey Davis, durante el debate. Aunque está claro que no se puede achacarle a los presentadores las luces y sombras de las performances de ninguno de los candidatos, sí se pudo ver su intervención en algunas ocasiones, especialmente para refutar los dichos de Trump, y en algunas de las preguntas (cómo por ejemplo sobre la guerra en Ucrania), en donde parecían, querer forzar una respuesta del exmandatario en apoyo a Vladimir Putin.
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En síntesis, y más allá del papel que los moderadores hayan desempeñado, puede concluirse que ninguna de las actuaciones de los candidatos fue descollante y muy lejos estuvo de ofrecer un intercambio de ideas a la altura de las circunstancias. Tal vez beneficiada por su actitud jovial, y por su coherencia (al menos mayor que la de Joe Biden), al momento de conectar ideas, podría decirse que Harris salió levemente mejor posicionada en su cruce contra un Trump que estuvo deslucido, si se compara su actuación con la del debate anterior.
Sin embargo, ni la superioridad de Harris fue abrumadora, ni el papel de Trump tan débil como para considerar que el duelo tuerza la balanza de forma definitiva en favor de uno u otro candidato. De hecho, los analistas coinciden en manifestar sus dudas acerca del impacto que pueda generar este debate en la carrera presidencial, a pesar de lo que se especulaba en la previa, y con el antecedente reciente de la baja de Joe Biden tras su debate frente a Trump.
En ese marco, tras las actuaciones vistas en Filadelfia, cabe preguntarse: ¿Ni vencedores ni vencidos?
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