La guerra narco que trae cautivos a miles de mexicanos en Culiacán y en distintos puntos del país entre las facciones internas de "Los Chapitos" y "Los Mayitos" del Cártel de Sinaloa se encuentra próxima a cumplir dos meses, y con la presunta incorporación del temible Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) en favor de los hijos de "El Chapo", la paz parece una meta cada vez más lejana para el castigado estado mexicano. A estas alturas, lo único que cabe preguntarse es: ¿Podría haberse evitado el derramamiento de sangre? Nuevos detalles de una investigación realizada por Illicit Investigations revelan información sobre una reunión que no fue, y que pudo haber cambiado el curso de la situación del estado costero mexicano.
La fallida cita tuvo como protagonistas a Ismael Zambada Sicairos, alias "El Mayito Flaco", líder de Los Mayitos, y a Iván Archivaldo Guzmán, hijo de "El Chapo". Ambos líderes iban a reunirse en el rancho Oso Viejo, a las afueras de Culiacán, tras la captura del cofundador del Cártel de Sinaloa, Ismael "El Mayo" Zambada en el aeropuerto de El Paso, en el estado de Texas, junto a Joaquín López Guzmán, hermano de Archivaldo, y a quien el temible líder narco acusó posteriormente de haberlo traicionado.
Los bloqueos e incendios de vehículos son una postal cotidiana en Sinaloa desde el inicio de la guerra, tras la captura de "El Mayo".
Según lo revelado por la red de periodistas de Illicit Investigations, las intenciones de el hijo de "El Mayo" eran evitar un enfrentamiento entre ambas facciones, a sabiendas del poder de fuego de los hijos de Guzmán y del daño potencial que generaría a la organización una guerra intestina entre los dos bandos. La propuesta estaba sobre la mesa: repartición de territorios y las armas en silencio.
El Mayito Flaco esperaba retener áreas clave en donde opera la organización criminal, como Durango, Mazatlán y "El Triángulo Dorado". y además planeaba quedarse con parte de la ciudad de Culiacán, controlada por Los Chapitos.
Sin embargo, las intenciones de paz quedaron truncas con el faltazo de Iván Archivaldo al encuentro pactado con su hoy acérrimo enemigo. Este gesto fue suficiente para desatar la feroz guerra narco que tras más de 45 días de iniciada lleva centenares de muertos, heridos y desaparecidos.
Efectivos del Ejército mexicano enviados por el Gobierno con el fin de "pacificar" Sinaloa.
A pesar de los ingentes esfuerzos realizados por el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador anteriormente, y ahora por Claudia Sheinbaum, el envío de efectivos del Ejército y de la Guardia Nacional no ha logrado aplacar la violencia que domina las calles de Sinaloa, y que además de tiroteos y asesinatos incluye también robos, y bloqueos por todo el estado, principalmente en Culiacán.
De acuerdo a datos brindados por el Departamento de Justicia de los Estados Unidos, el volumen de negocio para narcóticos del Cártel de Sinaloa es de unos 17 mil 262 millones de pesos al año, es decir, cerca de unos 855 millones de dólares aproximadamente. Estas estimaciones, no tienen en cuenta los ingresos devenidos de otras actividades ilícitas practicadas por la organización criminal, como el tráfico de personas, de armas, las extorsiones, entre otros.
Tras casi dos meses de enfrentamientos, los muertos y heridos se cuentan por centenares en las calles del estado de Sinaloa.
La pelea por el control de Sinaloa es multimillonaria, y explica el interés por parte de actores ajenos a la organización criminal, otrora considerados enemigos, en involucrarse en la disputa interna entre las facciones que representan a los históricos fundadores.
Mientras tanto, la paz continúa lejos del horizonte para los mexicanos y sobre todo para los sinaloenses, que tras casi dos meses de guerra abierta, no se resignan a vivir entre la violencia, la sangre y las balas.